Después de nuestro viaje relámpago a la Bodega de Pago de Carraovejas y de disfrutar de una buena comida en Restaurante José María, tocaba seguir camino hacia La Rioja.
El destino era una finca, propiedad de La Rioja Alta S.A. en donde pasaríamos los siguientes días. Teníamos referencias de otros amigos que nos aseguraban que era magnífica pero, la primera impresión fue sencillamente impresionante.
Llegamos justitos para cenar. ¡Algo ligero, por Dios!. Y disfrutar de algunos rincones mágicos del lugar. Una casa centenaria y con un ambiente muy entrañable y acogedor.
En los últimos momentos del día y después de diferentes presentaciones entre los invitados, nos sentamos en un salón a disfrutar de un buen digestivo y una distendida charla. Para terminar, rendidos de un día duro, en la habitación que nos tenían preparada. El rincón de Juncal…
Al día siguiente, amanece nublado en la finca pero con sensación de que va a salir el sol en cualquier momento. Según parece, un clima muy típico de la zona, donde las montañas más próximas, dejan caer en el valle, donde se asienta la bodega, su manto de humo en forma de niebla, lo que le da al vino de Rioja, un carácter muy peculiar y admirado en muchos lugares del mundo, no sólo en España.
Nos espera un día duro. Nos tienen preparado una buena jornada de cata y visitas variadas, para disfrutar del vino de Rioja.
El desayuno es espectacular y cogemos fuerzas para lo que nos espera…
Pasamos el día catando vinos a ciegas (que no ciegos) para tratar de distinguir diferentes sabores y situando los vinos del grupo La Rioja Alta, con su competencia. Venerando el vino de su propiedad pero hablando mil maravillas del resto. Eso es síntoma de seguridad en lo que se vende y de no tener miedo a la competencia. Punto muy interesante y del que algunos, deberíamos de tomar nota.
Es el momento de cogerse un autobús que nos lleva dirección Ezcaray, pequeño pueblo de la Rioja, donde se asienta uno de los mejores restaurantes de la zona, propiedad de un conocido cocinero con Estrella Michelín, el Portal de Echaurren.
El trato es excepcional, en todo momento nos tratan a las mil maravillas. La presentación, muy profesional, al estilo alta cocina pero con un toque de amabilidad. Los platos, sorprendentes. A cada cual más llamativo. Las cámaras echan humo de tantas fotos que se sacan. El vino, sencillamente genial, lógicamente de la Rioja Alta. Explosión de sabores que transmiten una emoción no sólo en boca sino en todo el cuerpo. Los postres, no defraudan. Y la guinda del pastel, viene con la salida del Chef a saludar a los comensales. Un guión digno de película.
Volvemos a la Bodega, nos espera una buena tarde de Spa y de risas con una cena especial en Torre de Oña, como colofón a una intensa jornada.
Amanece un nuevo día en la Finca de Torre de Oña. Toca levantarse temprano para disfrutar de un buen paseo matutino por los alrededores y descubrir los magníficos paisajes de esta tierra tan especial y que tantas alegrías ha generado a sus ciudadanos y como no, a España.
Después de otro buen desayuno y de recoger todas nuestras pertenencias, cogemos rumbo hacia nuestro próximo destino.
La localidad de Haro&nb
sp;donde se encuentra la Bodega de La Rioja Alta. Llegamos a un pueblo que nos sorprende nada más pisarlo. Un espectacular puente y lleno de Bodegas centenarias que le dan un toque de ciudad señorial. Vemos otras bodegas pero nuestro destino es La Rioja Alta y no nos defrauda. Una gran entrada da paso a un lugar con encanto, mezclando lo antiguo con lo moderno y con grandes aromas a vino.
sp;donde se encuentra la Bodega de La Rioja Alta. Llegamos a un pueblo que nos sorprende nada más pisarlo. Un espectacular puente y lleno de Bodegas centenarias que le dan un toque de ciudad señorial. Vemos otras bodegas pero nuestro destino es La Rioja Alta y no nos defrauda. Una gran entrada da paso a un lugar con encanto, mezclando lo antiguo con lo moderno y con grandes aromas a vino.
Pasamos una gran jornada con catas de diferentes vinos y con mucha información, gracias al gran enólogo de la Bodega, del cual nos llevamos un bonito recuerdo y al que estamos muy agradecidos por su amabilidad y buen hacer.
Visitamos una bodega donde se demuestra que el vino ha tenido una gran evolución. Lo tradicional y lo moderno se han unido y han dado paso a una mayor calidad y, manteniendo este toque clásico, posicionarse en el mundo tan competitivo que nos ha tocado vivir. Han sabido renovarse pero manteniendo su esencia y aprovechando toda la sabiduría adquirida.
Pero siempre con recuerdos de sus años más antiguos y manteniendo esa costumbre de lo viejo pero con calidad y sobretodo, muy cuidado.
Una bodega que busca la máxima calidad apoyandose en las nuevas tecnologías, pero manteniendo ese toque de tradición del que nunca debemos desprendernos.
Eso es lo que hace que su vino sea uno de los más importantes de España.
Terminamos la velada con una lujosa comida y con una sorpresa de esas que quedan para el recuerdo y que nunca se olvidan.
Muchas gracias Rioja Alta.
Queremos dar las gracias a Marcos y a Chema por ser tan amables y cuidarnos tan bien.
Nos llevamos dos grandes amigos y seguro que nos volveremos a ver pronto.
Una mención a una pareja especial que conocimos y que nos acordamos mucho de ellos. Los dueños de Camilo de Blas en Oviedo, una tienda con mucha historia y dos grandes personas.
Esperamos visitarlos pronto…