Una Copa, un Vino

Llevaba tiempo dándole vueltas a este tema y ayer, un comentario me recordó que teníamos pendiente una entrada sobre él.

Existen muchas opiniones y cada uno tendrá la suya. En nuestro propio entorno, puede haber alguna discrepancia pero, hoy voy a dar mi opinión.

Las Copas para el vino tienen que ser planas y transparentes. Así podremos apreciar el color. Y deben ser de cristal para ver el color del vino en todas direcciones. Y, a poder ser, lo más fino posible.

Aquí, elimino un mito gallego de la típica taza de vino de las tabernas. La blanca y amplia. Es mítica, recuerdos de nuestros abuelos, pero realmente no es la más aconsejable. Ya que las copas deben de tener tronco para sostenerlas y no calentar el vino con el calor de nuestras manos.

Existen infinidad de copas y marcas, dentro de éstas, diferentes calidades. Pero aquí, no estoy hablando de los distintos modelos ni de marcas. Busco una copa para cada vino y para mí, existen 3 tipos:

La Copa para vino tinto

Una copa ancha, con un tazón muy grande para poder agitarlo, sin peligro de desborde, y así oxigenarlo. De cristal y a ser posible fino. Para ver la antigüedad y el cuerpo del vino, cuando se desliza, y disfrutar o no, de sus olores.
                                                                 
La Copa para vino blanco

Más pequeña que la de tinto y en forma de Tulipán, con un área más reducida para evitar que se caliente demasiado rápido. 
                                                                  
La Copa para vino espumoso
Pequeñas y con forma de flauta. Alta y delgada, para mantener el vino frío y un buen desarrollo de las burbujas.
                                                                 
A partir de aquí pueden existir diferentes criterios de selección y las marcas también juegan un papel importante a la hora de tomar el vino.

Está claro que se puede elegir diferentes copas para tomar diferentes vinos, pero este es mi criterio.

¿Cuál es el tuyo?

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